El Contrato Social del siglo XXI

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Según Minouche Shafik, economista angloamericana, que dirige la London School of Economics and Political Science y miembra de la Cámara de los Lores, vivimos en un mundo totalmente polarizado, en el cuál es necesario un nuevo contrato social. Ella ha publicado el siguiente ensayo: A new social contract for a better society,en el que reclama la creación de un nuevo contrato social.

https://www.imf.org/external/pubs/ft/fandd/2021/04/what-we-owe-each-other-book-minouche-shafik.htm

¿Por qué se ha roto el contrato social de Rousseau?

Se ha roto porque el contrato social existente no ha podido cumplir con las expectativas de la gente tanto de seguridad como de oportunidades. La sociedad ha cambiado completamente, en algunas cosas para mal como la crispación política y en otras los cambios han sido muy positivos para la sociedad. Estos cambios incluyen el cambio tecnológico, que está revolucionando el trabajo, y la entrada de mujeres cada vez más educadas en el mercado laboral, que interfiere con su capacidad para cuidar a los jóvenes y a los ancianos de forma gratuita. De cara al futuro, el envejecimiento de la población significa que tendremos que encontrar nuevas formas de apoyar a los ancianos, y el cambio climático nos obliga a trabajar aún más duro para hacer que el mundo sea ambientalmente sostenible.

Los populismos en el nuevo contrato social.

Los populistas y en concreto los partidos populistas han sabido leer el pensamiento de la sociedad y saben perfectamente los problemas de la sociedad de manera que saben que los votantes cada vez notan más la desigualdad, perciben cada vez más inseguridad, injusticia social. No se puede negar que aciertan en el diagnóstico, pero las soluciones que proponen tales como la xenofobia, antiinmigración, proteccionismo, nacionalismo no van a resolver los problemas. Los partidos tradicionales tienen que entender el diagnóstico y proponer soluciones que sean factibles y sean acordes con los DDHH y la libertad de las personas.

La pandemia en el nuevo contrato social.

En mi opinión, la pandemia va a cambiar la política. En primer lugar, la gente tiene más miedo y se siente abandonada por sus responsables políticos, se echa en falta un liderazgo eficaz, lo cual es negativo, pero, por otro lado, valora más la igualdad y la solidaridad. El sentido de pertenencia a la comunidad ha crecido. Las preferencias y objetivos de la población se modifican y los políticos tienen que entender este cambio. Los políticos suelen pensar que el elector vota únicamente por razones económicas y si el PIB crece durante su mandato, serán reelegidos. Sin embargo, las personas votan cada vez más por su potencial bienestar, sobre la salud o la calidad de las relaciones en la comunidad. Éstas son las metas de la sociedad.

El nuevo contrato social

Un nuevo contrato social para el siglo XXI no va a versar de impuestos más altos, más redistribución y un estado de bienestar más grande. De lo que se trata es de reordenar e igualar fundamentalmente cómo se distribuyen las oportunidades y la seguridad entre la sociedad. Si esto sucede, incrementaría la productividad y compartiría de manera más eficiente los riesgos en torno a diversos problemas comunes como el cuidado de niños, la salud, el problema del desempleo, la conciliación y la vejez que causan tanta ansiedad. Deberíamos incrementar los impuestos en las cosas que queremos que se reduzcan, como el carbono y el tabaquismo, y subsidiar y ayudar las cosas que queremos mejorar, como la educación y una economía más verde. Dar a todos la oportunidad de usar su talento y contribuir a reducir cada vez más la necesidad de una mayor redistribución.

Para conseguirlo, ayudaría alcanzar un consenso internacional, puesto que vivimos en un mundo globalizado e hipercontado y cada vez más interdependiente Dicho consenso significaría garantizar varias necesidades como que las instituciones financieras internacionales tengan los recursos para ayudar a las sociedades a invertir en los servicios prioritarios como la educación y la atención de la salud. Significaría reglas más claras en torno a la fiscalidad global para que las empresas paguen impuestos donde la actividad económica tiene lugar y se evite la evasión y elusión fiscal.

Conclusión

Un nuevo contrato social al incrementar ese sentimiento de comunidad y esa mayor solidaridad mejoraría la economía mundial, ayudaría a transformar los países dictatoriales en democracias, garantizaría que se cumplieran los DDHH en muchos más países, democratizaría la información y la tecnología y mejoraría los servicios públicos esenciales como la sanidad y la educación de manera global. Además, ayudaría a cumplir con los objetivos de la agenda 2030 disminuyendo la pobreza, digitalizando la economía y haciéndola cada vez más verde. Hemos de luchar todos por conseguirlo.

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